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El ascensor, Lizette Chaparro

El ascensor

by Lizette Chaparro '12

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Cada viaje en ese ascensor fue la parte mas espantosa de mi dfa.

En anos previos, habfa tenido el privilegio y la fortuna de pararme en ascensores bellfsimos, con espejos en el interior, llenos de luces que lo hacen ver a uno como modelo. Una voz automaticamente

anunciaba que habfa llegado al "piso siete, floor seven". Luego las puertas elegantes se abrfan con gracia mientras yo me despedfa de mi reflexion embellecida.

Tambien habfa visto ascensores viejos y deteriorados. De los que tienen capa tras capa de pintura para cubrir las proclamaciones de amor escritas con marcadores negros. Los que tienen insultos que han sido grabados solamente con el filo de una Have y ira pura.

Pense que lo habfa visto todo y que nada me podia sorprender, pero este ascensor fue algo especial. Tenfa la desgracia de ser el mas terrible. La puerta se movfa lentamente, como si estaba tartamudeando, o como si querfa decir, "ya no. hoy me rindo." La pintura le habfa ganado a la puerta, ya que se habfa rendido hace tiempo. Se podfan ver las previas capas en cada pared. Y encima de todo esto, un dfa tuvo que haber una crisis de botones porque habfan seis botones que pretendfan llevarlo a uno al piso ocho.

Nos habfan alertado: ese ascensor paraba de funcionar frecuentemente. Incluso, el techo no estaba completo; tenfa un hueco que servfa como salida de emergencia. Pero como vivfamos en el piso catorce, tomabamos el ascensor casi todos los dfas.

La verdad es que cada vez que estabamos los do; en ese ascensor, mi unico deseo era que dejara de funcionar. Querfa quedarme allf con el y dejar que I; verdad saiga silenciosamente como resultado de una sola mirada.

Creo que existfa en el un deseo similar porque cuando nos dimos cuenta que podfamos apagar la luz del ascensor, el tomo la costumbre de apagarla. La primera vez que lo hizo, me ref, pero pronto me c cuenta que era cosa seria. Nos quedabamos callado y mirabamos hacia arriba. Parados debajo del hueco contemplabamos la luz del sol mientras el ascensor; demoraba.

Y luego llegabamos a nuestro piso y se nos terminaba el momento. Segufamos en rumbo con el dfa, manteniendo la promesa secreta de nunca decir nada a nadie.

La ultima vez que tuvimos uno de esos episodios fue por la noche. No habfan luces a las cuales podfamos mirar. El se me acerco y apago el bombillc Por un breve instante, mientras su brazo paso por el mfo, vacilo. Nuestros dedos se conocieron por primera vez. Y por primera vez, me enamore. No du mas que dos segundos y el comenzo a alejarse de m Me despedf en ese entonces de aquella emocion. Nc quedamos en un silencio que nunca habfa durado tanto tiempo.

Ese fue el susto mas grande que tuve en ese

ascensor.